Por Hernán de Goñi
Cristina cambió el ADN de la protesta
La mayoría de las caras que pueblan los cortes de ruta movilizados por la dirigencia rural no son de terratenientes. Y las mujeres que esta madrugada volvieron a portar cacerolas en numerosas ciudades del país tampoco eran productoras de soja. Aunque el Gobierno sostenga que pelea contra aquellos que no quieren compartir con el resto de los argentinos la renta extraordinaria que genera el campo, lo que se vio ayer tiene otro color.
Donde primero debería tomarse nota de este cambio en el ADN del reclamo es en la Casa Rosada. Porque más allá de discutir cómo surgieron o quiénes impulsaron las numerosas protestas callejeras, está claro que su multiplicación no respondió a la aplicación de las retenciones móviles.
Sí, es probable que muchos de los que salieron a la calle (en la Capital Federal, por lo menos) hayan puesto un voto opositor en las elecciones del 2006. Sin embargo, adjudicarle a los líderes de ese espacio político semejante capacidad de movilización en cuestión de horas, como hizo ayer el oficialismo, suena desmesurado. Lo que no es difícil de comprobar –como han hecho cronistas de este diario- es que tanto en el campo como en la ciudad hay numerosos votantes K descontentos con otros contenidos, mensajes y gestos de la política oficial.
La medida con la que Martín Lousteau logró enardecer al campo fue ponerle precios máximos a toda la producción agrícola. Ni más ni menos. Lo que también molestó a los productores fue que se lo vendiese como una fórmula para evitar la “sojización” total de los cultivos, porque creen que es algo que debería debatirse en otro marco y con otros instrumentos. El plan nunca fue consultado con las entidades del sector, ni tampoco propuesto como un método para redistribuir riqueza con objetivos previamente pautados y transparentes. Ni siquiera se lo justificó públicamente con otro tipo de argumentos, de esos que por lo menos son mejor ponderados por los analistas y que muchos consideran que fueron los reales disparadores del plan: no se lo mencionó como un refuerzo de las arcas fiscales en medio de una crisis financiera global que le puede restar financiamiento al país, ni como una forma de absorber u$s 2.400 millones para no seguir presionando la inflación desde la demanda.
Nadie desconoce lo hecho por el Gobierno a favor del campo, aunque muchas de estas políticas son compartidas con otros sectores (como el subsidio al gasoil con el transporte de pasajeros, y el dólar alto con la industria). Pero tampoco suele aparecer en este debate todo lo aportado por el agro para que reviva el interior, se potencie la construcción en todo el país, crezca la producción de autos y maquinaria agrícola, baje el desempleo y la economía mantenga tasas de crecimiento de 9%. Ni hablar de la extraordinaria cantidad de recursos que ha aportado al Tesoro desde 2002.
Por la reacción que mostró el matrimonio Kirchner hasta el momento (duro discurso de la Presidenta y convocatoria a todos los fieles kirchneristas a Parque Norte por parte de Néstor), este conflicto no trata tanto de números como de ideología. Son ellos y nosotros. La consigna es ellos ganan, nosotros repartimos. Suficiente como para hacer resurgir, con grito militante, todas las metáforas setentistas que se adaptan a la ocasión. Como el paralelismo hecho entre el paro del campo y el golpe de 1976. Y que surjan respuestas no menos agresivas como el comparar el aparato del gremio camionero con las fuerzas paramilitares que entronó José López Rega.
En noviembre pasado, el Gobierno aumentó 8 puntos las retenciones a la soja. Y no hubo cortes de ruta. Había margen para nuevos ajustes. Pero prefirió no buscar el consenso sectorial para disponerlos, y optó directamente por una fórmula que equivale a un precio máximo, que para algunos es un techo a la rentabilidad y para otros es el camino para que desaparezca cualquier margen de ganancia.
Ahora tiene por delante otro desafío. Ya no sirve mostrar todo lo que hizo por el campo (mucho de ello financiado con los recursos generados por cosechas crecientes). A los productores tampoco les sirve mostrar que hace tiempo que la soja se alterna con otros cultivos, y que si la lechería y la ganadería se retraen, no es por el deseo de sus protagonistas, sino por las inconsistencia de las políticas oficiales.
En estos 15 días, la protesta mutó. Sus efectos no desaparecerán, ni aunque el Ejecutivo decida dar marcha atrás con todo el plan. No se trata de ellos o nosotros. Las cacerolas expresan más un sentimiento que una ideología. Lo que todas las partes involucradas deben tener en cuenta, de ahora en más, es que la única forma de ganar esta pulseada es aceptar el mejor empate posible.
Cristina cambió el ADN de la protesta
La mayoría de las caras que pueblan los cortes de ruta movilizados por la dirigencia rural no son de terratenientes. Y las mujeres que esta madrugada volvieron a portar cacerolas en numerosas ciudades del país tampoco eran productoras de soja. Aunque el Gobierno sostenga que pelea contra aquellos que no quieren compartir con el resto de los argentinos la renta extraordinaria que genera el campo, lo que se vio ayer tiene otro color.
Donde primero debería tomarse nota de este cambio en el ADN del reclamo es en la Casa Rosada. Porque más allá de discutir cómo surgieron o quiénes impulsaron las numerosas protestas callejeras, está claro que su multiplicación no respondió a la aplicación de las retenciones móviles.
Sí, es probable que muchos de los que salieron a la calle (en la Capital Federal, por lo menos) hayan puesto un voto opositor en las elecciones del 2006. Sin embargo, adjudicarle a los líderes de ese espacio político semejante capacidad de movilización en cuestión de horas, como hizo ayer el oficialismo, suena desmesurado. Lo que no es difícil de comprobar –como han hecho cronistas de este diario- es que tanto en el campo como en la ciudad hay numerosos votantes K descontentos con otros contenidos, mensajes y gestos de la política oficial.
La medida con la que Martín Lousteau logró enardecer al campo fue ponerle precios máximos a toda la producción agrícola. Ni más ni menos. Lo que también molestó a los productores fue que se lo vendiese como una fórmula para evitar la “sojización” total de los cultivos, porque creen que es algo que debería debatirse en otro marco y con otros instrumentos. El plan nunca fue consultado con las entidades del sector, ni tampoco propuesto como un método para redistribuir riqueza con objetivos previamente pautados y transparentes. Ni siquiera se lo justificó públicamente con otro tipo de argumentos, de esos que por lo menos son mejor ponderados por los analistas y que muchos consideran que fueron los reales disparadores del plan: no se lo mencionó como un refuerzo de las arcas fiscales en medio de una crisis financiera global que le puede restar financiamiento al país, ni como una forma de absorber u$s 2.400 millones para no seguir presionando la inflación desde la demanda.
Nadie desconoce lo hecho por el Gobierno a favor del campo, aunque muchas de estas políticas son compartidas con otros sectores (como el subsidio al gasoil con el transporte de pasajeros, y el dólar alto con la industria). Pero tampoco suele aparecer en este debate todo lo aportado por el agro para que reviva el interior, se potencie la construcción en todo el país, crezca la producción de autos y maquinaria agrícola, baje el desempleo y la economía mantenga tasas de crecimiento de 9%. Ni hablar de la extraordinaria cantidad de recursos que ha aportado al Tesoro desde 2002.
Por la reacción que mostró el matrimonio Kirchner hasta el momento (duro discurso de la Presidenta y convocatoria a todos los fieles kirchneristas a Parque Norte por parte de Néstor), este conflicto no trata tanto de números como de ideología. Son ellos y nosotros. La consigna es ellos ganan, nosotros repartimos. Suficiente como para hacer resurgir, con grito militante, todas las metáforas setentistas que se adaptan a la ocasión. Como el paralelismo hecho entre el paro del campo y el golpe de 1976. Y que surjan respuestas no menos agresivas como el comparar el aparato del gremio camionero con las fuerzas paramilitares que entronó José López Rega.
En noviembre pasado, el Gobierno aumentó 8 puntos las retenciones a la soja. Y no hubo cortes de ruta. Había margen para nuevos ajustes. Pero prefirió no buscar el consenso sectorial para disponerlos, y optó directamente por una fórmula que equivale a un precio máximo, que para algunos es un techo a la rentabilidad y para otros es el camino para que desaparezca cualquier margen de ganancia.
Ahora tiene por delante otro desafío. Ya no sirve mostrar todo lo que hizo por el campo (mucho de ello financiado con los recursos generados por cosechas crecientes). A los productores tampoco les sirve mostrar que hace tiempo que la soja se alterna con otros cultivos, y que si la lechería y la ganadería se retraen, no es por el deseo de sus protagonistas, sino por las inconsistencia de las políticas oficiales.
En estos 15 días, la protesta mutó. Sus efectos no desaparecerán, ni aunque el Ejecutivo decida dar marcha atrás con todo el plan. No se trata de ellos o nosotros. Las cacerolas expresan más un sentimiento que una ideología. Lo que todas las partes involucradas deben tener en cuenta, de ahora en más, es que la única forma de ganar esta pulseada es aceptar el mejor empate posible.
opinion extraida de Cronista.com
Cristina hablará en el acto que Kirchner armó en Parque Norte
La Presidenta participará de la ceremonia que reunirá a intendentes de todo el país; expectativa por su discurso
La Presidenta participará de la ceremonia que reunirá a intendentes de todo el país; expectativa por su discurso
En contra de lo que estaba previsto hasta hoy, la Presidente finalmente participará del acto que el ex presidente Néstor Kirchner organizó para reunir a intendentes de todo el país en Parque Norte. La ceremonia había sido inicialmente ideada por el ex mandatario como una demostración de fuerza en el proceso de reorganización del PJ e iba a tener lugar el 10 del mes próximo. La escalada de tensión en el conflicto con el campo hizo que Kirchner decidiera adelantarlo y convertirlo en un acto de apoyo a la gestión de su mujer y a la posición del Gobierno en la crisis con el agro. Según informó la agencia estatal Télam, la Presidenta será la única oradora del acto de esta tarde. Hasta ayer, sólo Kirchner iba a hablar ante los alrededor de 300 intendentes que prevé reunir el kirchnerismo. Cambio de agenda. La jefa del Estado iba a evitar esa tribuna, tal vez como una forma de evitar mayor fricción con el campo. Finalmente, decidió estar presente. Ahora, todas las miradas estarán centradas en lo que diga, justo dos días después del duro discurso que profundizó el malestar en el agro y despertó la furia en varias ciudades del país, donde se volvió a protestar con cacerolas.(lanacion.com)
Luis D´Elía: "No tengo problemas en matarlos a todos"
El piquetero oficialista dijo que defiende al Gobierno porque lo mueve "el odio a la oligarquía"
El piquetero oficialista dijo que defiende al Gobierno porque lo mueve "el odio a la oligarquía"
Luis D´Elía dio esta mañana una nueva muestra de su polémica verborragia y de su alineamiento con el Gobierno. Pocas horas después de que el piquetero protagonizara un nuevo choque con manifestantes en la Plaza de Mayo, y luego de que el jefe de Gabinete Alberto Fernández, justificara sus agresiones, el ex funcionario aseguró: "Lo único que me mueve es el odio contra la puta oligarquía. No tengo problemas en matarlos a todos". No se detuvo allí. En medio de un reportaje con FM Reporter 650 dijo tener un "odio visceral" contra lo que llamó "los blancos de Barrio Norte". Odio. "Sépanlo de mi boca. Ustedes piensan que nosotros somos inmundicia, escoria, barbarie. Tengo el mismo odio que nos tienen ustedes a nosotros los del norte, lo único que me mueve es el odio contra ustedes", ahondó D´Elía. El titular de la Federación de Tierras y Vivienda (FTV) y ex funcionario del gobierno de Néstor Kirchner, volvió al centro de la escena anteayer, cuando agredió a un manifestante durante una marcha organizada por piqueteros oficialistas para "contrarrestar" la movilización hacia Plaza de Mayo que se generó tras el discurso en el que Cristina Kirchner dedicó durísimas críticas al campo y tensó el conflicto con el sector.
Al frente. Anoche, D´Elía volvió a encabezar a un grupo de manifestantes. Una vez más, hubo golpes y pedradas ante la inacción de la policía que custodiaba la zona. Quienes a partir de la embestida presidencial de anteayer decidieron salir a la calle con sus cacerolas tienen previsto volver a manifestarse en la Plaza de Mayo esta noche. También D´Elía piensa volver a las calles. Anunció a través de un comunicado que estará junto a las Madres de Plaza de Mayo, lideradas por Hebe de Bonafini, que, como todos los jueves, marcharán en el paseo histórico. "De todos". “Vamos a la Plaza, porque la Plaza de Mayo es de la madres, de las abuelas, es de los hijos y es de los trabajadores”, señaló D´Elía en el parte de prensa. Luego, estará en el acto que Nétor Kirchner organizó con intendentes justicialistas de todo el país en Parque Norte, donde se espera que hable la Presidenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario